El momento de Vélez

Si nos ponemos a analizar el momento futbolístico que está pasando Vélez, nos damos cuenta de algo bastante obvio: Vélez es un equipo inestable. Es inestable porque (ya lo dijo Russo) está formado por pibes que hasta no hace mucho estaban acostumbrados a ser habituales suplentes y a no tener que cargar con todo el peso que genera la responsabilidad de llevar adelante un equipo. Jugadores como Ocampo (que cotidianamente entraba en los segundos tiempos, con los partidos ya liquidados) Escudero (con poquísimos partidos en Primera) Robles (un puñado apenas de partidos en Primera también) Mauro Zárate (recién tuvo la titularidad definitiva una vez que su hermano Gordi...eh..Roly Zárate emigró hacia destinos económicamente más viables) no están totalmente acostumbrados a todo el sacrificio que implica ganar en el Torneo Argentino de Primera División y muchas veces suelen desconcentrarse.

Sin embargo, en estas 11 fechas pudimos ver un equipo que se está conociendo y que, pese a ciertos cánceres (de los que luego hablaremos) intenta ir hacia adelante con el 0-0 pero, una vez que se pone en ventaja, inconsciente (o conscientemente, eso lo sabrá Russo) retrocede en el campo y comienza a darle la pelota al rival. Con algunos partidos mejores (contra Gimnasia de Jujuy se logró un volumen de juego importante) y otros no tanto (Boca, Banfield) este equipo nos puede llegar a ilusionar si se le tiene paciencia, pero esto va a depender pura y exclusivamente del amor propio que tengan los hinchas-jugadores dentro de esa cancha de 11, como el que tienen Emanuel Broggi, Hernan Pellerano, Ugglesich, el Flaco Pellegrino (con apellido en el club), el Poroto Cubero (sin la Nicole obviamente) y el Mencho Bustos. A mi parecer, la "nueva generación" (los Ereros, los Escuderos, los Francou, los Zárate) no tiene ese sentimiento de pertenencia por la camiseta que sí sentían los jugadores más experimentados de Vélez en su época y que les permitió hacerse con la gloria.

En fin, en este momento, y más que nunca, no queda otra que seguir alentando al equipo pero no siempre se lo debe alentar sin pensar; siempre hay que tener en cuenta que las críticas sirven para progresar y para evitar caer en los mismos errores.