Vélez 4 - Boca 4

Hazaña sin final feliz (por Lord Shirion)

Tenía olor a otra de esas hazañas que Vélez se acostumbró a hacer desde el 2009. Y lo fué? En parte si, pero en parte no. Realmente es difícil intentar darle una perspectiva determinada a un partido tan desnaturalizado desde el resultado. De todas formas, el empate es un muy mal resultado para Vélez que debía ganar para recuperar la punta que había perdido la fecha pasada.

Preocupa mucho la fragilidad defensiva que mostró el equipo hoy frente a la bosta teniendo a Domínguez como el mayor exponente dentro del desastre. El zaguero tuvo uno de sus peores encuentros con la camiseta de Vélez y no fue que el equipo extrañó a Otamendi porque Torsiglieri cumplió con creces y fue uno de los puntos más altos. También es cierto que en el medio no paramos a nadie. Riquelme jugó con una libertad casi suicida porque el planteo de Vélez consistía en no marcar al enganche, sino obstruir a sus receptores. Bien en la teoría, mal en la práctica. Porque ese método agrandó a los laterales xeneizes, ya que aparecían por sorpresa y recibían con total libertad. Para colmo, Gaitan también se recostaba sobre un sector (el izquierdo) y se juntaba con Chavez y con Monzón generandole un grave problema a Cubero, que tampoco recibía ayuda por parte de Cabrera. Dicho sea de paso demostró, una vez más, que no está para ser titular en Vélez. No basta con ejecutar bien un corner o un tiro libre, si en el partido no puede desbordar una sola vez ni tampoco ganar una pelota dividida a la hora de marcar. No sería mejor incluír a Diaz de 8? Gareca sabrá que hacer.

Más allá de eso, con el ingreso de Papa y Martinez, Vélez arrinconó a Boca y logró dar vuelta el resultado de 1-3 a 4-3 y todo era alegría. Era un gran partido de Silva, mostrando que en un equipo serio puede funcionar perfecto. Martinez, volvía a entrar y era importante, Moralez amagaba y corría a todos por aquí y por allá. El amalfitani era una fiesta. Pero lamentablemente el equipo se tiró muchos metros atrás a esperar a Boca, vino el remate de Monzón, grosero rebote de Montoya y Medel la empujó solo. 4-4 y el sabor a poco era imposible de sentir.

La materia del corazón, la garra y la lanza en mano está más que aprobada. Nadie pone en discusión el fuego sagrado que tiene este plantel. Ahora, es hora de empezar a demostrar que también es un equipo inteligente y que sabe manejar los resultados. Porque partidos y actuaciones como el de hoy, te dejan con seis pies afuera de la Copa. El campeonato, todavía, dará muchas revanchas más.