martes, agosto 19, 2008

No va más...


Punto y aparte. El fútbol jugó a la lógica y dejó momentáneamente sin ilusiones al hincha velezano que no duda en renovar sus esperanzas sábado tras sábado. Un técnico demasiado chico al frente de un club demasiado grande aleja a Vélez de los puestos de vanguardia a tan solo dos fechas del arranque de la única ilusión en disputa. Se sabía que podía ocurrir: Los milagros suceden cuando se los ayuda, y con el equipo de Hugo Tocalli no colaboran ni los propios jugadores. Modestia aparte, yo te avisé, decían Vicentico y compañía por los pasillos del Amalfitani.

Sin una mentalidad definida viajó El Fortín a La Paternal. Inseguro, lleno de dudas, aunque también con algunas certezas. No solo sabiendo que la obligación por la que se le retribuye una importante suma de dinero dura noventa y pico de minutos, sino principalmente conociendo de antemano las cortas dimensiones del cajón de Boyacá.

Las sorpresas, bien gracias. Tal vez, un primer tiempo sin goles. Esa fue la única. El resto; más de lo mismo. Copiar y pegar aquel gol calcado del último enfrentamiento entre ambos equipos. Centro al área casi desde el círculo central, y cabezazo al segundo palo de Montoya. Con una defensa que no marca ni la mitad de lo poco que juega, y con un entrenador que tropieza dos, tres y miles de veces con la misma piedra.

¿Era evidente?, faltaba más. El maldito instinto gregario del pibe Tobio dejó en posición adelantada la falta de buenos ejemplos. Por aprender de Lima y Uglessich, entre otros, debió abandonar la cancha antes de tiempo.

Si bien los ingresos de Cristaldo y Martínez fueron relativamente importantes, poco sirvieron a la hora de las estadísticas. Sesenta minutos tardó Tocalli en darse cuenta que ninguno de los dos delanteros titulares estaban a la altura de las circunstancias, y más de seis meses tardó algún que otro dirigente en la platea de Argentinos en convencerse que el ex ayudante de Pekerman no era el tipo que Vélez necesitaba para reemplazar a un polémico y no más extraño Bigotón.

A lo mejor no fue tanta la diferencia. Probablemente no la haya sido. Sin embargo los resultados mandan y en definitiva reflejan el trabajo de un grupo tímido que parece no levantar cabeza. No solo la autocrítica continúa sin aparecer por Liniers, sino que se le miente constantemente a la gente en cada declaración. Además de cuatro goles, faltó patear al arco, marcar, correr, jugar, meter, y hacer todo lo que hizo un vapuleado Bichito que venía de ser goleado en Sarandí.

La ruleta velezana anuncia un esperado y triste final. La globalización del fútbol acorta los plazos y la falta de respuestas colabora con la causa. Que no sea tarde. Por lo pronto, se viene el puntero. No va más…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy esperando que el Técnico, por VERGUENZA renuncie, a menos que quiera que lo ECHEN. No creo que consiga sumarse como Técnico de otro equipo, por lo menos de primera.
¿ Si no renuncia el sábado lo pondrá de nuevo a Zapata?