En Vélez, desde el comienzo del campeonato (por no decir desde el comienzo del año) se respiran aires enrarecidos, acrecentados en los últimos partidos. De ser un equipo duro, compacto, "hinchapelotas" (como fue catalogado Vélez por la mayoría de los equipos hasta el año pasado) se pasó a ser un equipo ingenuo, sin esa picardía necesaria, y sobre todo, muy "verdes". Errores infantiles en la primer mitad del año nos sacaron muchísimos puntos y evitaron que entemos a las Copas. En esta segunda mitad del año, parece que los errores defensivos amenazan con privarnos de siquiera pelear el título. El problema de la línea de 3, la línea de 4 o la línea de 5 pasó a un segundo plano porque hoy Vélez tiene problemas más allá de si usa uno u otro sistema táctico: Vélez tiene problemas de viveza. No cabe en ninguna cabeza que en 2 minutos te puedan dar vuelta un partido con dos pelotazos frontales (como bien me lo hizo recordar un compañero velezano) que pueden ser fácilmente despejados si se está atento a la trayectoria de la pelota y se la va a buscar. Más allá de la estática defensa velezana (sobre todo en el segundo y tercer gol) se sigue insistiendo con "tirar el offside" cuando a Vélez le proporcionó muy pocos beneficios, e incontables perjuicios. Tirar la ley del offside a minutos del final del partido, cuando estás en ventaja, es un suicidio futbolístico casi seguro. Ningún técnico que se precie, hoy día, utiliza este sistema porque quedó evidenciado que dejó de ser efectivo. A eso me refiero cuando digo que los jugadores de Vélez están "verdes" o que pecan de ingenuos: a no tener personalidad propia. No puede ser que veamos por televisión a un Peratta descontrolado pidiendo que no tiren la ley del offside, y en el banco vemos a un tipo que dice lo contrario. Es cierto, la última palabra debería de tenerla el técnico, para eso le pagan al fin y al cabo. Pero no hay otra: los jugadores tienen que imponer su visión del juego también. Si alguien está equivocado y perjudica al resto, hay que hacérselo saber. Muchas veces vimos (sobre todo en el Clausura) a un Sessa o a un Peratta indecisos a la hora del famoso "salir jugando" desde abajo, teniendo que entregarle la pelota a pataduras como Pellegrino, Bustamante, etc. A raíz de esta indecisión y este poco convencimiento, venían los horrores y los goles del rival. ¿Por qué? ¿Con qué necesidad? Un jugador, se sabe, no puede funcionar al 100% si no está convencido de lo que hace, y los jugadores evidentemente o no saben tirar la ley del offside (por decir un ejemplo cualquiera) o no están convencidos. Algo tiene que cambiar si Vélez quiere dejar la pálida imagen que tiene hoy día, y retomar la buena senda que supo consolidar en épocas pasadas.
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