lunes, mayo 26, 2008

Teléfono, Freud


Desilusiones al por mayor, y esperanzas escondidas, a la espera de un conjunto de reserva camuflado y sustancial. Marco extraordinario, impecable, espléndido. La vapuleada y perseverante pasión velezana, se hacía presente una vez más, en la casa de Don José Amalfitani, para estar junto al Fortín en uno de los partidos más trascendentes del campeonato. Peñas de todo el país, saludaban al equipo, mientras rogaban inconscientemente la devolución de una parte de lo que ellos ofrecen a diario, desde tan cerca y tan lejos.

No en el momento que quiso Favale, sino cuando lo dispuso la televisión, salieron Gracián y compañía. Diez minutos después de lo previsto, se fugó “Patadita” (el pibe de los jueguitos), y comenzó el juego. Trivial, intrascendente, aburrido. Más de lo mismo. Sin tanto. Haciendo primera con casi nada. Un diez y dos cincos. Línea de cuatro, y a volver a las fuentes. Futbolísticamente extraña la ausencia de Tobio, y lógicamente económica la entrada de Ponce. Guzmán compartía ganas e inexperiencia, mientras mostraba su capacidad para arreglárselas solo, no contra el mundo, sino frente a una brigada de suplentes, orgullosos de lucir su desagradable camiseta. Alguna que otra desfachatez de Cristaldo, y siempre dependiendo pura y exclusivamente de la magia de Escudero. Así jugaba Vélez. Amenazaba sin riesgo, y no lograba incomodar a los suplentes de Ischia. Coronel no trababa con fuerza, Ríos se exhibía de a ratos y Zapata continuaba sin justificar su contratación. Cada cual con su juego, en Liniers todos estudiaban la copa. La visita la Libertadores, Vélez la próxima Sudamericana, (CASLA ninguna) y ambos la simbólica Copa Italia.

Fin de la primera parte y entre otras cosas, la carta del Virrey en el programa de Fantino, los goles del “Turu” Flores y la entrevista a Chilavert, contribuían a colmar la paciencia de los fieles simpatizantes, ante un equipo que no hablaba, ni dentro, ni fuera de la cancha.

Segundo y último acto. Ahí mismo. En el arco que casi festeja frente a Central, y ante a los mismos colores. Tal vez, arrancando unos metros más adelante, y sin compartirla con nadie. El generoso Escudero, además de revelar públicamente, que más de uno conserva su trabajo gracias a sus individualidades; fue capaz de gambetear a media defensa rival para abrir el marcador.

A partir de ese momento, figurita repetida. Inocencia inmaculada dentro y fuera de la cancha. A jugar con Hugo. Volante por delantero, punta por punta, y Ocampo vaya uno a saber por qué y para qué. Todos quedaban invitados al domicilio de Montoya. Claro, la mayoría de los equipos, no tenía en sus planes, perdonarle la vida a Vélez. Así fue, entonces. Palo y a la bolsa. Mediante la fórmula del cabezazo, sin resistencia alguna. Con ustedes… Los únicos animales que tropiezan en una semana, dos veces con la misma piedra. Dignos de diván.

Si bien Pellerano levantando la Copa Italia tras un debilitado empate, tenía suficientes méritos; el párrafo aparte no podía dejar de ser para el Fair Play de los Tocalli Boys. Placa de Crónica. Más aún. Notición: Ni un solo amonestado. Realmente increíble. Es decir, no solo no se jugó, sino que tampoco se metió. Aterrorizado por la fiebre, más roja que amarilla; el Fortín eligió sacar la piernita, y cuidar a los jugadores visitantes, de cara al partido frente al Flu.

Pruebas mediante, se interpreta a la perfección por donde pasa el problema de Vélez. Sencillo: Por arriba. Los goles se los marcan de cabeza, el autoestima se cae, y la motivación desaparece. Al margen, (si de errores de arriba se trata la cuestión) se hace imposible aspirar al título, cuando los refuerzos de un equipo son un marcador de punta y un central, que para colmo, juegan tres partidos de diecinueve.

Así perdió Vélez. Perdón. Así empató el equipo del silencio. Un punto que no alcanza, dos que se van, y otro encuentro trascendental que rápidamente pasará al olvido. Tocalli solicita refuerzos, mientras lo poco que tiene, opta por no dar la cara ante su propio público. Se acerca Junio. Que vengan jugadores, pero por sobre todas las cosas, que el libro de pases traiga un psicólogo. Teléfono, Freud…

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con muchas cosas. Es logico que lo que le pasa a Velez es un problema de motivacion y psicologico.
Pero libro de pases? Creo que ya todos los fortineros sabemos que los que peor definen son aquellos que contratan o dejan ir jugadores. La comision directiva.
Pero eso tampoco me preocupa, Velez historicamente no ha tenido grandes figuras, pero si ha tenido jugadores que estaban motivados, titulares suplentes y reservas. Eso es lo que se perdió, a veces no entiendo que pasa, los que estan en la cancha estan nerviosos, los que entran no dejan todo en la cancha.
Hoy entra un juvenil con 4 partidos en primera y tiene las mañas de un futbolista de 6 años en primera. Los que estan adentro se olvidan de que el futbol es saber encontrar los espacios e intentar pasar la pelota por lugares imposibles, atolondrados, jugando poco con los compañeros, intentando siempre una individual de más.
Pregunta: Soy yo solo el que piensa, que prefiero perder y quedarme afuera de las copas, pero intentar jugar al futbol, con el balon por el piso, buscando espacios, llegando en forma agrupada?

Anónimo dijo...

No, el problema va más allá del plantel mediocre que no desentona con ninguno de los demás del futbol argentino... analicen lo horrendos que son todos los equipos. El problema se llama Hugo Tocalli, el mismo cagón que teniendo en las cuerdas a Alemania desperdició todo con dos cambios espantosos.
Que no venga a justificarse con q no x tener muchos delanteros atacas más xq Velez intenta jugar de contra siempre! Y sacó nueve x volante de marca xq es un cagón q le tiene miedo a Boca. Técnicos así no quiero en Vélez. Quiero técnicos q le transmitan al jugador q partidos así con esta camiseta no son uno más. Quiero tipos de la casa, no putos q no saben ni hablar.