Grata sorpresa nos llevamos algunos que no habíamos tenido la chance de verlo aún en vivo y en directo, el domingo, cuando, a raíz de la lesión de Lucas (otra más, y van...) ingresó Alejandro Cabral al campo de juego. El pibe de 19 años, que había debutado en el partido anterior ante Belgrano (en Córdoba) demostró tener mucho temple para jugar la pelota en un partido tan caliente como lo fue el partido ante Boca, pero sobre todo demostró tener criterio para manejarla y distribuirla. Sin tener una posición tan ofensiva (después de todo, el volante por izquierda no suele serlo) el juvenil de Vélez la pidió siempre, y encaró, tocando cuando había que tocar y llevándola él cuando debía llevarla, siempre hacia el arco contrario. A su vez, demostró todo su sacrificio para correr aquella pelota que parecía imposible, y no confiarse con las más accesibles. Dentro de todo lo malo, siempre hay algo bueno, y la aparición de un jugador que pinte tan bien siempre es una buena noticia, teniendo en cuenta que Vélez, como alguna vez dijo un personaje nefa$to en Liniers (que casi no asomó el hocico el otro día) lamentablemente "saca cantidad, y no calidad".
Vuelvo a repetir: creo que es la hora de que en el torneo local aparezcan los Cabrales, los Corias, los Monteros, los Vareas, los Torsiglieris, los Coroneles (?) y todos aquellos juveniles que vienen pidiendo pista. Perdido por perdido, saquémosle provecho a la situación, y demos descanso a los titulares para la Copa.
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