El tema Lavolpe

No soy un "gurú" del fútbol, o un visionario de la vida si digo que Ricardo "Bigotón" Lavolpe ha generado más controversias que otra cosa en el fútbol argentino. Algunos lo tildan directamente de "vendehumo" (léase: aquel que aparenta saber pero es pura cháchara y pura habladuría) y otros confían en su sapiencia futbolística. Yo me inclino más por lo segundo, pero hago ciertas salvedades que no son pequeñeces a la hora de analizar su participación en nuestro fútbol.

Es claro que el ambiente del cual proviene el ex técnico del Atlas mexicano y de la Selección de ese país es muy diferente al que se vive acá en Argentina. Allá el fútbol todavía es visto como un entretenimiento y una forma de distenderse (aunque ciertas "barras" andan aprendiendo a ser delincuentes con la 12) todo lo contrario a la función que cumple el fútbol acá: la de descargarse las presiones de la semana, el nerviosismo acumulado en la vida cotidiana y usarlo de "cable a tierra" y no verlo como lo que es: un espectáculo. Las razones de esto no las voy a dar yo, que no tengo Masters en Psicología Social ni tampoco soy un sociólogo recibido (?) pero esto se ve a la legua. No quiere decir que esté bien ni que esté mal: es así. Qué tiene que ver esto con Lavolpe? Es claro que la presión y el objetivo del fútbol en Argentina difiere de lo que pasa en México (por las razones antes aclaradas) y acá es cuando el "Bigotón" puede estar equivocándose inconscientemente: en la manera de ver y tomar al fútbol. Yo respeto con todo mi ser (?) que pregone por un fútbol que se luzca, con jugadores que jueguen por abajo, y que quieran ser ante todo ofensivos, pero me animo a decir que acá, ese fútbol, no se puede dar en su totalidad. En México los partidos suelen terminar 4-3, 5-4 o 3-0 muy seguido (cosa muy diferente a los 0-0, 1-0, 2-1 trabados de acá) y por eso es que se logra un fútbol vistoso (que lo es y mucho el mexicano) y sobre todo ofensivo. Dejan de lado los detalles defensivos y se genera un "ataque por ataque" que es obviamente más atractivo a la vista, ante un público que no se muere porque su equipo gane, sino que esboza una sonrisa o pone solo una mala cara a la hora de perder (pero no va a buscar a su equipo al vestuario, o va a romper toda la sede del club sólo por no ganar un campeonato). En Argentina ya sabemos lo que puede pasar ante una derrota en un clásico (sea River-Boca, Vélez-Chicago o Urquiza-Yupanqui) y esto influye. Probablemente Lavolpe no se haya adaptado del todo a la vorágine del fútbol argentino, en la cual no hay "campeonatos de prueba" para que sus jugadores se adapten a como él quiere jugar, sino que hay que ganar desde el primer partido. Las innovaciones futbolísticas que se aplican sólo tienen 1 o 2 partidos "de crédito"; luego, lamentablemente a la gente no le importa nada, ni jugar bien, mal, regular o pésimo, sino GANAR. Esto es así, y no se modifica esté quien esté en el banco (le ha pasado a Boca con Basile al principio, a River con Passarella, a Hernández en Banfield y a Vélez con Lavolpe ahora) por más lindo que quiera jugar. En Argentina el fútbol es casi todo lo que tiene la gente para disfrutar y para sufrir en el fin de semana, y es el lugar de distensión (aunque parezca una contradicción esto último) que tiene la gente, para descargarse y "unirse" con otras personas en pos de un fin común, que es el club de fútbol. Desde el momento en que Lavolpe se pueda meter en la cabeza de un hincha argentino de fútbol, y vea que el fútbol no es tan "inocente" y tampoco es tanto un "espectáculo", sino que responde a presiones de todo tipo, la historia va a cambiar.