
Fue un reflejo. Un claro reflejo del 2007 fortinero. Sin logros, deslucido y muy gris. Teníamos el invicto de locales con seis victorias y dos empates. Ahora lo perdimos al sumarle una triste derrota ante un Huracán pobre. El partido fue un reflejo del mismísimo Vélez. El globo selló el partido con un hombre menos y dos goles de Franzoia, mientras que para los locales, el tanto fue de Pellerano.
El primer tiempo se podría definir en una sola palabra: aburrido. Ninguno de los dos encontraba el rumbo del partido ni marcaba diferencias. El encuentro arrancó para el lado del fortín con buenas combinaciones de Coria y Francou, pero pronto se esfumarían esas chances y caería la oscuridad. Mucho juego al pelotazo, muchos pases de cabeza y poco juego al ras. Vélez tuvo sus oportunidades de convertir, pero también las tuvo Huracán con varios centros, el mayor enemigo de nuestros defensores en el 2007.
El segundo periodo fue diferente. Ardiles hizo una jugada magistral: mandar a Franzoia sobre Lima. Con ese cambio posicional, Huracán ganó el partido. Los dos goles visitantes fueron idénticos: contraataque, Franzoia le gana –ampliamente- en velocidad a Pellerano en el primer gol y a Lima en el segundo, desborda por la derecha y define por entre las piernas de Montoya. Otros dos enemigos de la defensa local, las marcas en contraataques y las carreras en velocidad. Si a esto le sumamos que los que tienen que marcar goles no aparecen, el resultado es catastrófico.
Hablemos ahora de un déficit de los mediocampistas –principalmente Escudero-: no pueden tirar dos centros bien. Uno solo si es posible, de ahí vino el descuento, con un córner desde la izquierda a la cabeza de Pellerano.
Con un hombre de más durante casi todo el segundo tiempo, el Fortín perdió el invicto en el Amalfitani y cerró el año de la manera más inadecuada. Una derrota ante Huracán, un equipo que, además de sus falencias, se acaba de quedar sin DT. Un claro reflejo.